Cuando las cosas no van como queremos, cuando los sueños se tornan en pesadillas, equiparamos lo que nos pasa con el enojo de un padre. ¿Y por qué yo?, ¿Por qué está enojado? Nos rebelamos o nos resignamos, huimos o nos escondemos. Si has creído en un Dios que es personal en Cristo, omnisciente y omnipotente, ¿cómo no desquitarnos o desesperarnos cuando la vida, simplemente, parece no ayudarnos?
Padre, que mi enojo no sea contigo aunque la vida se haya enojado conmigo.
Que en Cristo, pueda recibir tu perdón para la paz que necesito.
LA QUINTA COPA – ESTÁ A UN LADO – LUCAS 23:41-43.
1.- ¿Por qué cosas te encuentras orando en esta etapa de tu vida? ¿Qué tiempo has esperado por que Dios te responda?
2.- ¿De dónde crees que venga el supuesto de que Dios debe de hacernos las cosas fáciles? ¿De qué manera esta perspectiva te ha alejado, enojado o desanimado en tu conocer de Dios y Su Cristo?
3.- ¿A quién conoces que mantuvo una fe rme aún en circunstancias muy contrarias?, ¿de qué manera la fe de esa persona infl uyó en tu relación con Dios?
4.- Comparte de algún tiempo cuando tu decepción con la vida se tornó en frustración con Dios. ¿Qué ha pasado desde entonces?
5.- ¿Qué circunstancias hay en tu vida que necesitas rendir a Dios (¡Descansar en Él!)? Si así es, ¿qué sola cosa puedes hacer esta semana, para empezar a abrir tus manos a tu Padre Celestial? ¿De qué manera tu grupo de Comunidad puede apoyarte?