No solo es saber es sentir. El significado y suficiencia que anhelamos no está en lo que rechacemos, ignoremos o aun sepamos sino en ser sanos. La vergüenza es la lepra de nuestros días. Y para el aislamiento solo una cosa, quebrantamiento (que no duele y si quita el dolor, que no limita y si hace libre).
Padre, que mi esperanza en ti saque la vergüenza de mí.
En Cristo, mi sanador.
FUERTES DECLARACIONES DE JESÚS – EL ANTÍDOTO PARA LA VERGÜENZA – MARCOS 1:40-45
1.- Si tuvieras que escoger a alguien (en todo el mundo y que no conocieras personalmente) para abrirte completamente y contarle los secretos de tu vida. ¿Quién sería? ¿Por qué?
2.- ¿Qué llamó tu atención del proceso que le tomó al leproso para sanar? (abrirse, arrodillarse, abrazar. A veces se requiere ser reales para abrirse, humildes para arrodillarse y compasivos para abrazar).
3.- Jesús no se avergüenza de nuestras debilidades (de hecho Él las usa), no nos amenaza con irse, ni nos manipula con lo que nos pueda dar, ¡Él se dio todo por nosotros! ¿De qué manera conocer a Jesús te ha sacado del aislamiento al quebrantamiento con otros y hacia otros que necesitan a Jesús?
4.- El paso previo para sensibilizarnos es quebrantarnos. A dar un paso hacia Jesús o si estás en Cristo, a recibir a otros tocándolos con Su amor (sin asustarte o enojarte, recuerda quien te tocó) ¿Qué pasó estás dando hacia Él o con Él?
5.- Es el amor y no el miedo el antídoto para la vergüenza. Su compasión no la condenación. ¿De quienes te estás alejando pensando que te contagian? ¿Cómo te relacionarás con otros tanto para servir a Cristo como para ayudar a otros a seguir a Cristo? Comenten y oren unos por otros. Reciban y den ánimo.
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