¿Te hablas a ti mismo? ¿De qué manera lo haces? ¿Cómo sería tu vida si lo que dices de ti es lo que Dios dice de ti? ¿De qué cosas te estás convenciendo día a día? A fi n de ser y hacer todo cuanto Dios pensó por y para ti, no olvides recordar y repetir quién y de quién eres.
Para evitarte dar muchas vueltas.
Padre, gracias por no solamente estar con nosotros sino estar en nosotros por la obra de Cristo a nuestro favor.
Si Cristo está en mí, soy, tengo y puedo.
HABLA CONTIGO MISMO DILE A LA PERSONA QUE ESTÁ EN TI – JOSUÉ 1:6-93
1.- ¿Eres del tipo de personas que persuade fácilmente o que es fácilmente persuadido?
2.- ¿Puedes dar algún ejemplo de alguien convenciéndote de algo que después te reprocharías? ¿Por qué lo hiciste?
3.- ¿Puedes dar algún ejemplo de alguien convenciéndote de algo que no querías y que después le agradecerías? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
4.- No puedes permitirte que el miedo y el desánimo sean tu conversación habitual. Sigamos el ejemplo de David que en su salmo 42:5 se interrumpe a sí mismo diciendo, “¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar?”. Piensa en las cosas que te están desanimando en este momento. ¿Qué te requerirá el interrumpirte a ti mismo y comenzar a poner tu esperanza de regreso en el Señor?
5.- ¿Qué cosas o personas puedes perder si continúas permitiendo que el miedo y el desanimo controlen tu vida (te saquen de hacer las cosas que Dios te dice)? ¿Qué puedes ganar al aprender a hablar la Palabra de Dios sobre tu vida? Compartan sus pensamientos y oren unos por otros.